La revisión frecuente de los principales elementos de seguridad como son neumáticos, frenos, baterías o líquidos es muy importante para garantizar que el vehículo no se vea afectado durante el verano.
¿Sabías que el calor puede afectar a la batería? Se trata de un elemento muy sensible a los cambios bruscos de temperatura. Si se superan los 20º se puede acelerar su envejecimiento.
El calor también afecta a la presión de los neumáticos y a su estado. Un exceso de calor, sumado a un asfalto muy caliente, puede provocar un desgaste prematuro.
Respecto a los líquidos, se recomienda revisar el líquido refrigerante, nivel de aceite, líquido de frenos, líquido de la dirección asistida (si es hidráulica), y limpiaparabrisas.
El sistema eléctrico también se puede ver dañado por la humedad si se vive o se circula mucho tiempo en zonas costeras o cerca de ríos o lagos. Pueden surgir problemas con el alternador, el motor de arranque… Esto mismo ocurre con elementos como correas o los latiguillos de los frenos, que se deterioran más rápido con la humedad.
Respecto a la conducción, hay que ser precavidos, respetuosos con el resto de usuarios de la vía, y cumplir siempre con las normas de circulación. Durante el verano se incrementa el número de usuarios de bicicletas, patinetes, ciclomotores y motos. A esto hay que añadir que se conduce más por zonas de playa con alta presencia de peatones, sobre todo, niños.
También incidir en la importancia de no conducir si se ha consumido alcohol u otras drogas. Durante el verano es frecuente disfrutar de las terrazas y los restaurantes, pero si se va a conducir, la tasa más segura es la 0,0.
Consejos para evitar que tu vehículo sufra este verano